La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a una función del Festival
de cine de Liubliana (LIFFE). Como en general no me gustan las películas que
poseen numerosos planos en los que la cámara está detenida y en pantalla no
pasa absolutamente nada más que un hombre tomando un café y mirando por la
ventana… Y encima luego te explican que la escena explica lo trascendental del
no-saben-qué-ya-inventar. Son como las brujas, qué las hay las hay. No es que
una escena así no pueda tener un significado más allá de lo que vemos, pero
hermano, que no traten de vendernos un una mentira envuelta en papel de entrada
de 5,60 euros que además de aburrida no tiene sentido y huele a trastorno
psicológico.

Pero no era el caso de Argo. Argo venía avalada por la certeza que Ben
Affleck la había dirigido y, quieras o no, sus dos trabajos anteriores habían
dejado el eco en el aire de algo bueno. Algo bueno que crecía y que la gente
necesitaba confirmar una vez más y no sentirse defraudada. Con Gone Baby Gone
(2007) Ben Affleck dio su golpe en la Dirección y puso su voz diciendo “miren, que
yo también dirijo”. El acierto no estaba solamente en la historia (que partía
de hechos reales) sino en la manera de contarlo, de llevarlo hacia ese final
que no muchos sabían y nos hizo pensar las cosas dos veces. Pero los críticos
estaban en la duda de si había sido un mero golpe de suerte o si en verdad
Affleck tenía brillantes dotes para la dirección.
Affleck quiso comenzar su carrera en la dirección pero por aquel entonces
un nombre desconocido servía de muy poco. Sin embargo, junto a Matt Damon
escribieron el libreto de El indomable Will Hunting con el que obtuvieron un Oscar.
Luego de eso, Ben, y también Damon, se labraron poco a poco su propio camino en
la actuación. Affleck llegó a ser reconocido y cuando ya la cosa estaba
encaminada decidió tomar las riendas que hacía tiempo atrás había querido
tomar. Y con su opera prima lo hizo
bien pero el reto fue mantener ese nivel con su segundo trabajo, The Town (2010).
Es verdad que la historia era un poco más comercial y su argumento no era tan
comprometido como en Gone, baby, gone. Había más acción y los personajes
querían ser un poco más complicados. Si bien no gustó tanto como su
predecesora, hubo que reconocer que Affleck no era un director más. Sino que
podía dar mucho y que además podía contar otra clase de historia, para un
público más amplio sin caer en el sinsentido de muchas lamentables
superproducciones.
Con Argo quiso contarnos otra historia real. Ya en el tráiler podemos ver que trata de la difícil tarea que llevó al agente de la CIA Tony Mendez a idear una estrategia de rescate de un grupo de diplomáticos norteamericanos en peligro de muerte de un Irán furioso. Quizá una de las cosas que más me gustaron fue que el plan justamente se tratara de la invención de un película falsa para así hacer pasar a los diplomáticos por miembros del equipo de filmación. Ya en los créditos iniciales a través de fotos y storyboards, el diseño era tremendamente acertado y dotado de emoción y belleza. Luego el correr de la historia iba siempre hacia mejor. La edición era vertiginosa pero no exagerada y paulatinamente iba ganando en tensión como así también Affleck en la confirmación de que su trabajo estaba bien hecho. El montaje de sonido, una vez más, le daba la nota que el trabajo necesitaba: simplemente brillante. El broche final estaba justamente allí, en toda la secuencia final. La tensión crecía con un ritmo tan excelente que ya el agarrarse de los asientos y apretar los dientes era poco.
Affleck sabe contar con emoción un relato. El punto más fuerte es
justamente su forma de narrar. Y no hay duda que esta cualidad de maestro en
cada ocasión se perfecciona más y más. Esperemos que no tengamos que esperar
otra vez tanto tiempo para ver su próximo proyecto.
PD: Un detalle anecdótico fue que antes de empezar la
película, apareció en pantalla el propio Affleck y mirando al público dijo sin
más: “Hola gente del festival LIFFE. Perdón por no poder hablar en esloveno
pero espero que disfruten mucho de mi nueva película Argo”. Fue una sorpresa
que realmente todos agradecimos y sentimos muy cerca. Poco faltó para que
adelantara el brazo y señalándonos nos dijera: “¡sí, para vos!”.