lunes, 5 de julio de 2010

Yo sigo creyendo en Gillermo del Toro


Después de ver como en numerosos blogs y páginas de internet desprestigiaban a del Toro, me sentí con ganas de escribir algo en su defensa. Lo criticaban diciendo que él creía que su carrera cinematográfica era más importante que la superproducción de “El Hobbit”. Me pareció un juicio demasiado temerario. Del Toro estuvo trabajando en el proyecto ya dos años, dos años en los que se amagó con el comienzo del rodaje y nunca sucedió nada. El lastimoso final que arremetió contra la Metro Goldwyn Meyer (que primero se llevó la tercer parte de la nueva serie de Bond) destruyó por completo las posibilidades de continuar con el proyecto y Peter Jackson (productor del film) se quedó con la difícil tarea de hallar la solvencia de otras productoras. A todo esto, del Toro se había mudado a Nueva Zelanda con su familia y trabajaba duramente en el proceso de preproducción. Jackson reconoció su inmenso aporte. El proyecto tenía como plazo máximo tres años si todo funcionaba a la perfección. El mexicano llevaba dos años realizando los preparativos para una estructura tan inestable como poderosa y gigantesca. Por los problemas de la productora se calculó que la realización se extendería a seis años. ¡Seis años! Del Toro, un director que en este momento pisa fuerte, no podía dejar pasar tanto tiempo; algo totalmente comprensible teniendo en cuenta que un director puede llegar a sacar una película por año. Además el estar en tierras extrañas, con su familia y además una sensación de paralización, lo hacía volverse loco. Su decisión fue inteligente y compresible, Jackson también lo vio así. Del Toro se fue agradecido y contento de haber trabajado junto al director de “King Kong”, pero a la vez muy apenado porque, como él mismo dijo, alejarse del proyecto fue “la decisión más difícil de su vida”. Hasta ahora sólo sabemos que Van Helsing puede ser uno de sus próximos proyectos.

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